En una olla, hervir 500 ml de agua o caldo con una pizca de sal.
Agregar 100–150 g de polenta en lluvia, revolviendo sin parar para evitar grumos.
Cocinar a fuego bajo 5–10 min hasta que espese (debe quedar como puré firme).
Retirar del fuego y mezclar con un chorro de aceite de oliva. Opcional: añadir 1 huevo o 2 cdas de queso rallado para mayor firmeza.
Extender la mezcla en una placa para horno (con papel manteca), formando una pizza redonda de 1 cm de grosor. Llevar al freezer 10 min para que endurezca.
Pelar y cortar las papas en rodajas finas (como para gratinar). Hervirlas 5 min en agua con sal (que no se deshagan). Escurrir.
Cortar las cebollas en juliana y caramelizarlas en una sartén con aceite y una pizca de azúcar (hasta que estén doradas).
Precalentar el horno a 200°C.
Sobre la base de polenta fría, distribuir:
Una capa de papas cocidas.
Las cebollas caramelizadas.
El jamón en trozos.
La muzarella rallada.
Condimentar con orégano, ajo en polvo y pimienta.
Llevar al horno 15–20 min (hasta que el queso se derrita y la base esté dorada).
Opcional: Gratinar 2–3 min adicionales con el horno en modo "grill".
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